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¿Enfoque comunitario en salud pública?

  • Foto del escritor: Sebastián Ortiz Olivares
    Sebastián Ortiz Olivares
  • 2 oct 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 26 may 2024

Sebastián Ortiz Olivares, Psicólogo


Desde los años ´90, las políticas públicas de salud mental en Chile se han orientado en base al modelo comunitario. Así, se ha ido organizando el desarrollo de la red sanitaria y con el paso del tiempo se ha transformado en un discurso -desde mi punto de vista- hegemónico en los planes y políticas que buscan intervenir en la salud mental de la población y en el trabajo en el sistema público.


Aunque es en los años ´90 cuando el enfoque comunitario se consolida en los discursos oficiales del sistema público de salud chileno, ya habían existido algunas experiencias anteriores en los años ´70, a raíz de los trabajos del psiquiatra Juan Marconi en la comuna de San Bernardo, en donde sólo existía un Centro Comunitario de Salud Mental. Sin embargo, aquellas iniciativas inspiradas en la psiquiatría comunitaria y en medicina social quedan disueltas por la dictadura de Pinochet.


Ahora bien, no ha sido un concepto que haya estado exento de controversias y denuncias. Por ejemplo, Francoise Castel, Robert Castel y Anne Lovell, realizan un análisis crítico, a partir de datos cuantitativos, sobre la cantidad de internados de los hospitales psiquiátricos en Estados Unidos y su disminución, luego de que aparecieran los primeros “Community Mental Health Center” en los años ´50 (en Chile se designan con el mismo nombre). Lo que ellos demuestran, fue que los resultados no fueron los más esperados y, que incluso, los hospitales psiquiátricos se vaciaron sin relación alguna con la existencia o no, de los servicios comunitarios.


Por su parte, Emiliano Galende en los años ´90 planteaba que un tema pendiente es si la socialización del paciente, en la familia o la comunidad, es en sí misma suficiente para resolver las problemáticas subjetivas del enfermo. En su libro “psicoanálisis y salud mental” señala que los centros comunitarios, se han convertido en nuevos selectores de clase para la atención de pacientes carenciados.


En Chile, sigue siendo un tema controversial, sobre todo cuando el discurso “filosófico” se contrapone con las lógicas económicas de administración y distribución del gasto público. Los centros públicos de salud mental comienzan a tener en los ´90, una política de financiamiento basada en paquetes clínicos y en el cumplimiento de una cierta cantidad de prestaciones y metas.


En ese sentido, pareciera ser que conviven constantemente un doble discurso, en donde para algunos el “enfoque comunitario” se ha convertido en una especie de dogma de fe o en un imperativo categórico, mientras que, al mismo tiempo, se busca cumplir con variables estadísticas para mantener el financiamiento, en base a lógicas características de una racionalidad neoliberal.


Al existir un doble discurso, no es de extrañar, entonces, que los conceptos pierdan consistencia o que incluso ya no se examinen, pudiendo llevar a confusiones o distorsiones tan penosas como suponer que él servicio comunitario en un centro de salud público, se relaciona con promocionar folletos de vida saludable en la feria o hacer lobby político a las administraciones municipales de turno.


 
 
 

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